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Las rejas que generan discordia
04 de Agosto de 2015
Por: Rossmery Puente de la Vega Peñaloza
Infranqueables lucen varias urbanizaciones de la ciudad. Su acceso resulta complicado por las rejas, cerradas con candados y cadenas. Los barrotes lucen letreros de advertencia, restricciones de horario, velocidad. En algunos casos hay que mostrar Documento Nacional de Identidad (DNI) para ingresar.
La urbanización Los Rosales en el Cercado, luego de dos años luce nuevamente rejas y el acceso vehicular es restringido. Fueron retiradas en medio de grescas para facilitar el tránsito, mientras duraban los trabajos de los intercambios viales. En urbanizaciones vecinas como Cooperativa Universitaria, Las Orquídeas, Álvarez Thomas y Cabaña María los barrotes han incrementado.
Los ciudadanos que habitan en las zonas defienden su existencia como una opción frente a la sensación de inseguridad que crece y mantiene en zozobra a la población. A ello se suma la desconfianza en la policía. Los pobladores implementan cercos eléctricos, cámaras de vigilancia y seguridad privada.
Las rejas que defienden los habitantes de las urbanizaciones están generando malestar a otros. Han incrementado las quejas en las fiscalías de Prevención del Delito por la obstaculización al libre de tránsito que producen los barrotes. La semana pasada, la Municipalidad Provincial de Arequipa y la Fiscalía retiraron rejas de la urbanización La Isla, en el Cercado, a pedido de un grupo de vecinos. Ambas instituciones anunciaron que los operativos continuarán en otras urbanizaciones que ya verificaron. Las intervenciones revivirán las discrepancias que existen por su existencia.
ESTUDIO
El 2010, la fiscal de Prevención del Delito, Esther de Amat Loza, realizó una evaluación de la presencia de las cercas metálicas en la ciudad y su efectividad contra la delincuencia. El resultado fue determinante para la postura que mantiene sobre su existencia. Pidió información a todas las comisarías de la ciudad respecto al aporte en la disminución de ilícitos.
Su investigación concluyó en una realidad que no ha cambiado con los años. Las rejas carecían de autorización de los alcaldes, fueron colocadas con el aporte de los ciudadanos con la consigna de enfrentar la inseguridad.
La policía contestó que los barrotes no han contribuido en la seguridad y contrariamente, son obstáculos para persecuciones policiales y el ingreso de ambulancias o vehículos para trasladar a los pacientes a los centros de salud.
Los resultados han sustentado la posición que mantiene la fiscal De Amat Loza, respecto a las rejas, quien reiteradamente califica de abuso la colocación de los barrotes porque se convierte en una seria limitación de un derecho constitucional que es la libertad de tránsito. Sin embargo, también hay algunos requisitos que podrían cumplir para su permanencia, como contar con autorización de la comuna y garantizar la presencia de personal las 24 horas del día.
LA NORMA
Legalmente las rejas ya están perdiendo la batalla. El principal argumento es que atentan con el derecho al libre tránsito por el territorio nacional, consagrado por el numeral 11 del artículo 2 de nuestra Constitución Política.
El Tribunal Constitucional (TC) declaró fundados varios pedidos de hábeas corpus presentados por ciudadanos que recurrieron a la máxima instancia legal para hacer prevalecer su derecho al libre tránsito por las rejas.
Entre los casos está el del ciudadano José Alberto Solís Linares, quien recurrió al TC, luego que la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, declaró infundada la demanda. Los miembros del tribunal acreditaron la afectación del derecho a la libertad de tránsito y ordenaron el retiro de las rejas instaladas entre los complejos habitacionales El Corregidor y Vinatea Reynoso del distrito de José Luis Bustamante y Rivero.
PARQUES
También los parques están enrejados. Solo en el Cercado hay 103 parques y el 70% lucen encerrados. Los espacios permanecen cerrados, las rejas están con candados. Lo han dispuesto las municipalidades y en algunos casos a pedido de los vecinos de la zona. El argumento es similar. Evitar que se conviertan en espacios de refugio de delincuentes, o usados para beber licor.
El arquitecto William Palomino, recordó a través de un artículo que los parques deben ser lugares donde se practique la interacción social, el acto comunitario y la urbanidad. Ahora son intocables por las rejas. Allí un niño debe aprender a relacionarse cuando acepta jugar con otro niño y cuando presta sus juguetes está haciendo comunidad y si cuida de no ensuciar su parque está creando urbanidad. Estos escenarios que complementan la formación de los pequeños.
